Sentí una vez un cantar, siendo bien niño, que decía algo así: «Vuelvo al sur, como se vuelve siempre al amor, vuelvo a vos, con mi deseo, con mi temor…» Debía ser Goyeneche, o !no¡, era una mujer… no recuerdo bien. Pero esa querencia tan profunda por el sur (si no escucharon la canción, háganlo) me hizo pensar en qué era para mi el sur, un lugar al que rara vez mirábamos. Con el tiempo fui conformando una imagen de esa tierra ignota, que distaba mucho de la que a menudo me encontraba entre la mayoría de las gentes que conocía. El sur es un lugar hermoso. También lo es el de nuestra provincia, que toma forma definida por ejemplo en los oteros, o en los campos góticos, o como en este caso, en el lugar al que me encaminaré en los próximos días: Castellanos, un pueblín al que arribaré (todavía no sé si solo o acompañado) el martes 12 de agosto para ofrecer otro de mis conciertos. A las 20:00 horas. En la iglesia. «Sueño el sur, inmensa luna, cielo al revés…»